Si quieres mejorar tu salud, de forma general, no puedes obviar los efectos beneficiosos del sol sobre tu cuerpo. El invierno te vuelve más introvertida y apagada, la primavera te va llenando de energía hasta su máxima expresión estival. Aunque el verano de altas temperaturas, también puede estancar tu energía y deprimirte,.. y es que los extremos se tocan.
Con mesura y a horas adecuadas, el sol estimula tu piel y la pone más bonita, mejora tu vista, fortalece tus huesos, tu sistema circulatorio y digestivo, tu energía mental y tu estado de ánimo. Es un tratamiento holístico usado desde la antigüedad en medicina natural para restaurar la salud. La depresión y la ansiedad, también se mejoran a través de los baños de sol.
Hoy día, los medios de comunicación, nos advierten más de las precauciones que de los beneficios, y es normal porque se ha detectado que la intensidad de sus rayos va en aumento y que tu piel tiene memoria, expresando efectos acumulativos. A su vez la cosmética de protección solar es recomendada de forma masiva, y en los cuidados faciales, cada vez más, las pantallas totales.
No me gustan las pautas genéricas porque cada persona tiene su nivel de tolerancia al sol, según su tipo de piel y sensibilidad. La piel madura tiende a volverse más fina y su tolerancia solar va disminuyendo, por lo que notarás que el sol te pica más que hace unos años. Pero esto no quiere decir que no puedas tomarlo sin protección, si lo haces a primeras o últimas horas del día y de forma progresiva.
Voy compartir mi experiencia contigo, pero atiende a tus propias señales corporales para beneficiarte de la energía del astro rey y ponerle sus límites.
Yo tomo el sol, en verano, en la mañana temprano, al salir a pasear, a nadar o a hacer yoga. En invierno, al menos media hora, siempre que sale, en el rostro y en las manos, únicas zonas descubiertas. No soy de las que se tumban a tomar el sol. Y cuando lo hago, mi piel no aguanta más de lo que tarda mi piel en secarse tras un baño. Cuando uso protector solar? A partir de las 11h de la mañana, ya noto que el sol me pica, entonces uso mi protector natural. Tu puedes sentirlo antes, y usarlo antes. A las 12h me retiro del sol hasta las 20h, que vuelvo a salir a pasear, eso si me encuentro junto al mar o en la montaña, porque en Córdoba, la calor estival me tiene en casa, hasta bien entrada la noche.
Elaboro mi protector solar, eligiendo aceites y mantecas naturales que protegen del sol y añado filtro mineral: óxido de zinc si quiero una protección alta. Inconveniente: el oxido de zinc forma una película blanca sobre la piel. Ventaja: además de refractar los rayos solares, tiene efectos beneficiosos sobre ella: es regenerador y antiseptico, (se usa en las cremas de cambio de pañal de los bebés), y es resistente al agua. Desconfío de los filtros químicos convencionales, aunque son más fáciles de untar y son invisibles sobre la piel, también es invisible lo que pasa con ellos al entrar en tu sangre. No quiero disruptores endocrinos que alteren mis hormonas.
Por si quieres ir adquiriendo materia prima para aprender a hacer tus cremas, y prepararte para mi próximo Curso de Cosmética Facial Holística, aquí tienes una lista de aceites y mantecas protectores solares que yo uso:
Aceite de jojoba
Aceite de sésamo
Aceite de oliva
Aceite de coco
Aceite de frambuesa
Manteca de karité
Manteca de cacao
Aceite de zanahoria
Aceite de palma roja
No es necesario que compres todos. Para empezar elige dos o tres que tengas asequibles, y vas probando cómo los absorbe tu piel, si te gusta su aroma y textura. Protegen de forma media, pero si tomas el sol progresivamente y a horas de mínima radiación, te dejarán una piel preciosa.
A tener en cuenta:
El aceite de semilla de frambuesa es el más caro pero es el que más protección ofrece, yo lo uso solo en cremas faciales.
La jojoba, es una cera líquida muy antioxidante que sirve para regular las pieles mixtas y también protege.
El aceite de coco, zanahoria y palma roja, solo los uso en verano. Los demás, los uso en cualquier estación.
Sobre el aceite de sésamo, tienes un Post en este Blog, y puedes leer sus propiedades PINCHANDO AQUÍ.
Mi fórmula fácil de Manteca corporal solar
Con esta manteca tienes una protección natural media y tu piel se broncea porque estimulas su melanina con las vitaminas y betacarotenos que contiene.
Te recomiendo que uses aceites vírgenes bio, para que conserven mejor sus vitaminas. Pero si no te agradan sus olores, existen en versión desodorizada. En esta fórmula de manteca domina el aroma de coco.
70gr de manteca de karité
15 gr de aceite de coco
14 gr de aceite de sésamo
1 gr de aceite de zanahoria o de palma roja
Procedimiento:
Derrite todos los ingredientes al baño maría, y envasa en una tarrina, esperando a que se enfríe para que se cuaje. Al contacto con tu piel, se derretirá, dejando un aspecto suave y un color dorado.
Variaciones:
Puedes compartir la proporción de manteca o sustituir el karité por la manteca de cacao, que al ser más duro, tendrás que poner menos cantidad. La proporción puede variar también, según la temperatura ambiente, pues a mayor calor, menos dureza.
Puedes usar un aceite vegetal o varios, según los que tengas disponibles.
Puedes aumentar la zanahoria o la palma roja y aumentará el color naranja de la manteca o prescindir de ellas si no quieres ese tono en tu piel. Se debe a los betacarotenos, antioxidantes y estimulantes de tu melanina.
Puedes conseguir una protección solar mayor, añadiendo entre 20 y 50 gr de oxido de zinc, cuando todos los aceites estén derretidos, pero tienes que remover manualmente, hasta que esté medio cuajada para evitar que el polvo se vaya al fondo. Recuerda que verás la pantalla física en tu piel a modo de maquillaje aclarador.
Dónde comprar los ingredientes:
En herbolarios, y algunos supermercados puedes adquirir aceites y mantecas vírgenes según sean los aceites más frecuentes de tu región.
En internet, escribiendo en Google: comprar "el nombre del aceite o producto", te saldrán tus mejores opciones de tiendas webs especializadas en cosmética natural.
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